Descripcion del blog

Este blog es con el fin de enriquecer sobre temas de Semiología Quirúrgica. Una excelente idea de nuestro facilitador Dr. Luis Liriano Liz. Universidad Tecnológica de Santiago(UTESA).

viernes, 20 de abril de 2012

sistema venoso y sistema arterial





Sistema Venoso

  • Su calcificación es poco frecuente. En condiciones patológicas se pueden calcificar por endofleboesclerosis o debido a calcificación de material trombótico residual.

  • El flujo venoso es fásico con la respiración debido a los cambios de presión intraabdominal que ocurren con los movimientos del diafragma y puede ser modificado de manera variable por el ciclo cardíaco, esto último no es siempre evidente.

  • Túnica media delgada, la túnica adventicia es la predominante en su pared.

  • Túnica ïntima poco desarrollada no hay membrana elástica interna. Túnica media poco desarrollada, hay células musculares lisas y fibras elásticas escasas. Adventicia muy desarrollada.
  •  Retornan el flujo sanguíneo desde los tejidos hacia el corazón.
  • El retorno venoso depende de un gradiente de presión, es facilitado por bombas venosas (musculos de la pantorrilla, bomba plantar) y de un extenso sistema de válvulas que trata de dirigir el flujo en una sola dirección.
  •  Recien la sangre de los capilares a través de las vénulas y de allí van a conformar las venas, que se harán más gruesas a medida que se acercan al corazón (siempre de paredes más delgadas que sus arterias acompañantes).

Prueba De Torniquete

La prueba de Rumpel-Leede, del lazo o de torniquete es una técnica que ofrece información sobre la fragilidad capilar, usada por ejemplo como diagnostico diferencial para enfermedades como el dengue y otros trastornos hemorrágicos por aumento de la fragilidad.
Consiste en someter el antebrazo del paciente a una presión intermedia entre la sistólica y la diastólica durante 5 minutos. Tras la retirada del manguito de presión y esperar a que la piel recupere su estado relajado se observa la zona presionada.
 



Sistema Arterial
  • Las grandes arterias que reciben la sangre del corazón como la aorta, y sus grandes ramas (ej: subclavia) son arterias elásticas que atenúan las ondas de presión sistólica, seguidas distalmente por arterias de menor tamaño denominadas musculares, estas se ramifican en arteriolas y luego dan paso a los capilares.
  • Puede presentar en condiciones patológicas placas de ateroma.Condición de alta prevalencia en la población.
  • El flujo arterial es pulsátil debido a la fuerza que le transmite la sístole ventricular en cada ciclo cardíaco.
  • Túnica media gruesa.
  • Túnica íntima con membrana elástica interna fenestrada, entre ellas membrana basal y variable cantidad de tejido conjuntivo. Túnica media prominente con mayor cantidad de fibras musculares lisas. Tienen membrana elástica externa salvo las arteriolas que carecen de esta. Túnica adventicia de tamaño similar o algo mayor que la media.
  • Dirigen el flujo sanguíneo desde el corazón hacia los tejidos.
  •  La fuerza que impele la sangre hacia los tejidos es proporcionada principalmente por el corazón.
  • El flujo diastólico depende del retroceso elástico del vaso.
  • No poseen válvulas.

Examen de las extremidades


Examen de las Extremidades




Las enfermedades de las extremidades pueden ser peculiares de una de ellas, o solamente expresión de enfermedad general. Su multiplicidad hace que el examen tenga gran importancia.










Extremidad Superior

Posición
El paciente debe estar sentado, completamente descubiertos hombros y brazos, estos últimos algo pendientes.

Inspección
Compárense los brazos en busca de asimetría, deformidades, atrofia o hinchazón. Obsérvese el color de la piel; indáguese en ambas superficies la presencia de manchas de cualquier tipo y vigílese el estado de las uñas. Durante esta parte del examen hay que contar los dedos para que no pase inadvertida la ausencia de uno, una sindactilia o polidactilia congénitas.

Palpación
Las arterias radial y cubital pueden palparse inmediatamente por dentro de las apófisis estiloides radial y cubital respectivamente, en la superficie ventral de la muñeca. La prueba de la compresión es excelente para comprobar la permeabilidad, y el flujo de sangre por estos vasos.

La arteria humeral se percibe en la parte interna del tercio medio del brazo y en la parte media del espacio antecubital. La arteria axilar se percibe sobre todo en la vértice de la axila estando el brazo en abducción de 90˚ con la escápula.
Pálpense las palmas de las palmas y obsérvense su temperatura y humedad. Indíquese ahora al paciente que mueva su brazo para desplazar las articulaciones de muñeca, codo y hombro.

Arteria Radial
Arteria Humeral

Extremidad Inferior

Posición
Las piernas deben examinarse en ambas posición, de pie y acostado.

Inspección
Obsérvese primero la piel; vigílese su color e investíguese la presencia de úlceras o pigmentación. Sepárense los dedos de los pies para observar los espacios interdigitales en busca de epidermofitosis. Tiene gran importancia el color de la piel estando el pie elevado, horizontal y en declive. Examínese al paciente estando de pie en busca de dilataciones varicosas.
El edema se descubre por la cavidad que queda después de comprimir fuertemente con la punta del dedo el tejido contra la cara interna de la tibia inmediatamente por edema encima del tobillo.

Palpación
Compárense las temperaturas de la piel del pie, parte baja de la pierna y muslo. Búsquense las pulsaciones de las arterias femoral, poplítea, tibial posterior y pedia. La arteria femoral se palpa a mitad del camino entre la espina iliaca anterosuperior y la sínfisis del pubis. La arteria poplítea se palpa en el espacio poplíteo, profundamente entre los tendones. La arteria pedia se percibe a mitad de camino entre el tobillo y la base de los dedos. La arteria tibial anterior puede percibirse por fuera del tendón del extensor largo del dedo gordo, a mitad de camino entre los maléolos.

Arteria Poplitea

Arteria Tibial Posterior

La Mano Infectada
La mano está muy expuesta a la invasión bacteriana. Los traumatismos suelen ser causa de la mayor parte de infecciones, pero en muchos casos no ha habido herida manifiesta. Algunas infecciones de la mano constituyen entidades clínicas peculiares, pero todas pueden agravarse por la complicada anatomía de la región.

Signos Básicos de Inflamación
A los signos clásicos de inflamación, tumor, dolor, calor, y rubor, hay que añadir la pérdida de función; todos ellos existen en la mano infectada. Deberían vigilarse en todas las infecciones de la mano, la presencia o ausencia de linfangitis, manifestada por líneas rojas que se dirigen hacia arriba en la superficie volar del brazo, y la presencia o ausencia de adenitis en las regiones epitroclear o axilar.

Cuadro Particulares

Panadizo
Se trata de una inflamación supurada aguda limitada a la pulpa de la punta del dedo. La infección suele llegar a esta región cerrada por una punción o una herida sin importancia.

Paroniquia
Esta infección suele iniciarse en la piel de una uña. Hay hinchazón y enrojecimiento de la piel alrededor de los lados y la base de la uña, que tiene color rojo, esta inflamada y muy dolorosa.

Ántrax de la Mano
Se presenta en la superficie vellosa del dorso de la mano o de los dedos. El aspecto del ántrax es inconfundible. Hay un núcleo necrótico central del cual sale pus por varias aberturas. Está rodeado de una zona violácea, más allá de la cual hay un anillo de induración y enrojecimiento.

Infecciones por Mordeduras Humanas
Los microorganismos de la boca producen infecciones anaerobias pútridas progresivas. A menos que se descubran y traten de inmediato, una herida sin importancia puede causar la pérdida de la mano o del brazo por celulitis anaerobia gangrenosa invasora.

Tenosinovitis
Es una inflamación de la membrana sinovial que recubre un tendón, provocada por la existencia de depósitos de calcio, distensiones o traumatismos repetidos, concentraciones elevadas de colesterol plasmático, artritis reumatoide, gota o gonorrea.

Infección del espacio palmar medio
La temperatura suele estar elevada hasta 39.5 ó 40˚C. El paciente quizá inquieto y muy irritable. La palma de la mano está muy dolorosa, con la concavidad desaparecida.


Lesiones Diversas de las Extremidades

Polidactilia (Dedos Supernumerarios)
Esta anomalía congénita se caracteriza por la presencia de dedos suplementarios en manos o pies. Tiene tendencia a ser familia. El diagnóstico se establece por simple recuento del número de dedos.

Contractura de Dupuytren
Este estado muy particular se caracteriza por contractura en flexión, generalmente del dedo medio o anular, con engrosamiento de la aponeurosis palmar por encima de los tendones del dedos afectado.

Dedo en Martillo (Dedo Caído)
Esta lesión resulta de una hiperflexión brusca y violenta de la punta del dedo, como por ejemplo cuando una pelota de béisbol pega en dicha punta. El tendón extensor se desgarra, de manera que el paciente no puede extender la ultima articulación interfalángica.

Ganglio
Se trata de un acumulo de líquido mucinoso en un saco de pared muy fina unido a una articulación o una vaina tendinosa. Se observa sobre todo en el dorso de la muñeca. Cuando se flexiona intensamente la articulación, el quiste resulta más manifiesto. Es liso, y está rodeado por una cápsula.

Contractura Isquémica de Volkmann
Una lesión de la extremidad superior puede ir seguida de contractura deformante en flexión si el riego sanguíneo ha sido dificultado por el edema. Los dedos tienden a estar flexionados, pero pueden extenderse parcialmente si se flexiona la muñeca.

Bursitis del Olécranon
Es fácil de reconocer en forma de hinchazón constante y dolorosa por encima del olecranon. Si se produce infección secundaria, la piel que lo recubre está caliente y roja.

Escápula Alada
Las lesiones del nervio del serrato mayor producen parálisis de este músculo. Pueden demostrarse haciendo que el paciente ejerza presión contra la pared teniendo la mano extendida. Entonces la escápula tiende a separarse de la pared torácica a modo de ala.



Epidermofitosis
Las manifestaciones más corrientes de esta enfermedad tan frecuente son el engrosamiento de la piel entre los dedos de los pies que se vuelve blanda y blanquecina, una erupción escamosa de la piel de la planta del pie y pequeñas vesículas cutáneas profundas. El síntoma fundamental es el escozor intenso.

Uña Encarnada
La uña encarnada sólo se produce en el dedo gordo del pie. Las partes blandas hacen presión sobre el borde curvo de la uña y se vuelven rojas, hinchadas e infectadas. Es frecuente la presencia de granulaciones y exudación fétida.

Hallux Valgus
El aspecto es característico porque el dedo gordo del pie esta girado hacia afuera. Cuando la bolsa que recubre el primer metatarsiano se inflama, dícese que un “juanete hinchado”.



genitales masculino


Examen Genitales Externos Masculino

Se realiza junto a las regiones inguinal y crural.
De pie y acostado.
Buena iluminación.













Concepto Semiológico:
El examen de los genitales de un paciente puede ser una situación embarazosa y por lo mismo, conviene efectuarlo con delicadeza. Esta es un área muy sensible para los hombres y se debe evitar comentarios o expresiones que produzcan incomodidad.



Inspección

·        Desarrollo de los genitales.
·        Distribución vello púbico.
·        Masas visibles.
·        Cicatrices, excoriaciones.
·        Fístulas, infecciones.
·        Secreciones, ulceras.
·        Examinar glande y prepucio.

Palpación

·        Escroto y testículos.
·        Epidídimo.
·        Cordón espermático.

Anomalías

Hipospadia: Es una anomalía de nacimiento en la cual abertura de la uretra está ubicada en la cara ventral del pene, en lugar de estar la punta de éste.


 Epispadia: Tipo infrecuente de malformación en el que la uretra termina en una abertura en la cara superior o dorso del pene.



 Fimosis: Se presenta cuando el prepucio presenta un “anillo fibroso” que impide que éste se pueda retraer y descubrirse el glande y, generalmente lo que ocasiona es una infección por debajo del prepucio redundante.



 Parafimosis: Ocurre cuando el prepucio de un varón incircunciso no se puede traer hacia adelante sobre la cabeza del pene.


h

Tumores

Hidrocele: Es un saco lleno de líquido ubicado a lo largo del cordón espermático, en el interior del escroto.



 Se caracteriza por:
·        Masa no reducible.
·        Positiva a la transiluminación.
·        Masa difusa y densa.
·        Los testículos y epidídimo se encuentran en la parte posterior.

Varicocele: Es una dilatación de las venas a lo largo del cordón que sostiene los testículos de un hombre.



 Se caracteriza por:
·        Masa blanda.
·        Acompañada al cordón.
·        Separada del testículo y el epidídimo.
·        Negativa a la transiluminación.
·        Desaparece y/o disminuye en supino.
·        Ligada a la esterilidad.

Quiste

Epidídimo: El quiste del epidídimo es el tumor benigno más frecuente. Es más frecuente en personas jóvenes.



 Se caracteriza por:
      • Nódulo tenso.
      • No reducible
      • Delimitado.
      • Se encuentra en la parte posterior del testículo.
      • Puede aparece en cualquier área del epidídimo.

Hidátide: Quiste que contiene dentro un líquido transparente.



Se caracteriza por:
·        Nódulo quístico.
·        Se encuentra en la cara antero-superior del testículo.
·        Puede aparecer en cualquier área anterior.

Orquiepididimitis: Es una inflamación combinada de un testículo y el epidídimo que lo recubre. Frecuente en pacientes con antecedentes de cirugías y/o ITU.

Se caracteriza por:
·        Inflamación.
·        Edema y dolor.
·        Mejora al elevar e inmovilizar el escroto.

Torsión Testicular: Proceso que compromete la circulación del órgano como consecuencia del arrollamiento del conducto espermático. Se considera una emergencia quirúrgica por el riesgo que representa para la gónada.



Se caracteriza por:
      • Testículo aumentado de volumen.
      • Muy doloroso.
      • Engrosamiento del Cordón.
      • Comienzo Súbito.
      • Se ve en hombres sanos.

Hidrocele del Cordón: Corresponde de una persistencia del canal peritoneo-vaginal a nivel del cordón con cierre proximal y distal de éste. En general son asintomáticos y también se tratan en forma expectante, operándose sólo en niños mayores de un año.

Se caracteriza por:
·        Pequeña masa quística.
·        Se encuentran a lo largo del cordón.
·        Positivo a la transiluminación.
·        Poseen desplazamiento con el cordón.
·        Diferenciación con las hernias.

Tumor Testicular: Es una inflamación o neoplasia (masa) en una o en ambos testículos.



Se caracteriza por:
·        Testículos aumentados de tamaño.
·        Es irregular
·        Varían de volumen y área de afectación.
·        Pueden estar acompañados de hidrocele.

genitales y femeninos


Examen de Pelvis y Genitales Externos Femeninos


Posición
Para examen de la pelvis deberá preferirse la posición de litotomía. No suele utilizarse la posición de Sims o pronolateral porque no es adecuada para palpación bimanual. La posición genupectoral es excelente para exploración completa de las paredes vaginales, ya que las arrugas se aplanan cuando en esta posición penetra aire en la vagina; es mejor para proctosigmoidoscopia en ambos sexos.

El examinador se sienta en una silla delante del perineo de la paciente con una mesa de instrumental a su alcance. En esta mesa hay guantes de caucho, lubricante quirúrgico, portaobjetos, tubos de aspiración, fijador para frotis citológicos, pinzas largas, sondas uterinas, pinzas para biopsia, solución acuosa de yodo, tubos de cultivo, hisopos de algodón y espéculos vaginales de diversos tamaños. Se ilumina ampliamente el perineo mediante una lámpara situada detrás del examinador o con lámpara frontal.

Posición de Litotomía


Inspección

Se procede a la inspección de los genitales externos y se registran Su forma y desarrollo. Luego se separan los labios con el pulgar y el índice de la mano enguantada y se procede a la forma del clítoris. Hay que determinar si fluye o no exudado por el orificio uretral, y la forma, color y configuración de este. Se procede a la inspección del orificio vaginal (introito) en busca de pérdida que, cuando existe, puede ser sanguínea (menstruación, cáncer, pólipo cervical, erosión cervical, aborto o tumor benigno), mucoide clara, blanquecina o purulenta. Al comienzo del embarazo el introito puede presentar cianosis ligera o "tono azulado".
Se procede a la inspección del himen, que se describirá como virginal o marital. El himen virginal tiene una pequeña abertura de bordes agudos que puede relajarse lo bastante para admitir un dedo, pero que generalmente sólo permite la introducción de la punta del dedo. En casos raros el himen no está perforado y la sangre menstrual se acumulan en la vagina.




Palpación
Ahora se indica a la paciente que tosa; este esfuerzo puede demostrar incontinencia urinaria. Cabe comprobar también la resistencia del perineo ejerciendo presión contra los músculos elevadores. Normalmente las glándulas de Bartholin y de Skene no son palpables, pero si están enfermas se examinan como sigue: las glándulas de Skene se hallan inmediatamente por fuerza y por detrás del orificio uretral. La compresión del suelo y de los lados de la uretral puede "expulsar" material purulento; list orificios de las glándulas quedan expuestos separando con cuidado el meato urinario. La glándula de Bartholin normal no es palpable.




Se efectúa después la palpación bimanual de la pelvis introduciendo el índice y el dedo medio de la mano enguantada y lubricada en la vagina; en muchos casos sólo puede introducirse el índice. Se perciben entonces las paredes vaginales y el cuello. Se observan la posición, consistencia, movilidad, sensibilidad, dimensiones, contorno y eventual presencia de desgarro del cuello. En el embarazo el cuello está ablandado. El cuello normal se dirige hacia la pared posterior de la vagina formando ángulo de unos 45 grados con la vagina.
Ahora se limita el cuerpo del útero empujando el cuello y el cuerpo hacia arriba mediante los dedos vaginales, mientras que los cuatro dedos de la mano abdominal, palpando por encima del pubis, perciben el fondo del órgano. Se observan el volumen, forma, movilidad, consistencia, sensibilidad y posición del útero. Normalmente, el órgano es muy móvil, duro e insensible. Si es blando y está aumentado de volumen simétricamente, debe sospechar embarazo. Si la movilidad está disminuida y el órgano es doloroso, se piensa en inflamación y adherencias resultantes. Un útero nodular, voluminoso y móvil es característico de fibroides, mientras que un útero aumentado de volumen y fijo debe hacer pensar en carcinoma de la matriz o del ovarios.

Hallazgos Ginecológicos más Frecuentes

Leucoplasia Vulvar
Hay pequeñas placas a modo de películas de un blanco lácteo dispersas irregularmente a nivel del clitoris, labios menores y perineo.



Condilomas Acuminados
Las denominadas "verrugas venéreas" no están producidas por enfermedad venérea. Aparecen como excrecencias papilares de base ancha, a veces muy extensas.



Granuloma Inguinal (Granuloma Venéreo)
El granuloma inguinal se inicia como una pequeña pápula que se ulcera, se disemina y puede acabar invadiendo toda la vulva y el perineo. La enfermedad es casi exclusiva de la raza negra. Confirma el diagnóstico hallar los cuerpos de Donovan característicos en productos obtenidos por raspado de la úlcera.






Linfogranuloma Venéreo (Linfogranuloma Inguinal)
El linfogranuloma venéreo se inicia como una úlcera superficial invasora. La enfermedad muchas veces se transmite por los linfáticos hacia el recto y la inglés. En fases tardías de la misma se producen cicatrices extensas con detenidos densa. El diagnóstico se efectúa con la prueba de Frei.



Carcinoma de la Vulva
Se observa sobre todo después de la menopausia. Puede originarse en una zona de leucoplasia. El tumor crece poco a poco a partir de una pequeña zona rugosa o de una pápula, para transformarse en lesión ulcerada voluminosa.



Leucoplasia del Cuello
Suele observarse fácilmente como una zona gris perlina que destaca de la mucosa cervical rosada.

Pólipo Cervical
El pólipo cervical es causa frecuente de hemorragia intermenstrual. Se trata de una masa blanda, móvil, pedunculada, que puede estar unida a la porción vaginal o al conducto cervical. Pólipo que espontáneamente se presentan en el orificio externo pueden tener su origen en la cavidad uterina. La transformación maligna de un pólipo cervical es rara.



Cervicitis Crónica
La cervicitis es una inflamación que se produce en el cuello del útero y que ser aguda o crónica. Es claramente identificable al enrojecimiento de la zona, acompañada de edema y de hemorragia al contacto.



Trichomonas Vaginalis
Es un protozoo patógeno flagelado perteneciente al orden Trichomonadida que parasita el tracto urogenital tanto de hombres como mujeres, pero únicamente en humanos.


Candida Albicans
Es un hongo diploide asexual (forma de levadura) saprófito de la familia de los Sacarominetos. Normalmente se encuentra en la cavidad oral, en el tracto gastrointestinal y en la vagina. Está envuelta en un rol relevante en la digestión de los azúcares mediante un proceso de fermentación.

Salpingitis
Es la inflamación aislada de las trompas de Falopio.


Prolapso Uterino
Es la caída o deslizamiento de la matriz (útero) desde su posición normal hacia el área vaginal.



Embarazo Normal
El útero grávido constituye el "tumor abdominal" más común en la mujer adulta. El útero grávido está hipertrofiado de manera simétrica y tiene consistencia elástica y pastosa. El cuello probablemente esté ablandado. Puede haber "tinte azulado" del introito. La amenorrea puede ser signo sospechoso, pero a veces persiste flujo menstrual regular durante el embarazo. Si la gravidez está avanzada, pueden percibirse los movimientos del feto y sus ruidos cardiacos.

Tumor de Ovarios



Torsión Ovárica
Se refiere a la torsión de su pedículo vascular, con lo cual se pierde la llega de sangre al ovario y puede descencadenar la necrosis de este, es decir, la muerte del tejido ovárico. Cuando esto sucede y el ovario está necrótico, este se debe retirar.



Embarazo Ectópica
Es un embarazo anormal que ocurre por fuera de la matriz (útero). El bebé (feto) no puede sobrevivir y, con frecuencia, no se desarrolla del todo en este tipo de embarazo.

examen de recto y ano

Examen de Ano y Recto




Posición

Decúbito lateral izquierdo prono.
Esta posición es ideal para inspección de la piel perianal y región pilonidal, y para palpación del conducto anal, y parte baja del recto.

Litotomía.
La posición de litotomía suele emplearse para el examen físico sistemático. Se considera la mejor para palpar la parte alta del recto, el fondo de saco de Douglas, la próstata y las vesículas seminales.

Genupectoral.
Esta posición tiene las ventajas del decúbito lateral izquierdo prono y es la de elección para sigmoidoscopia, que puede efectuarse muy profunda sin insuflación de aire. Resulta embarazosa y molesta para la paciente a menos que se disponga de una mesa especial.

En Cuclillas.
Si hay antecedentes sospechosos de prolapso rectal y no puede demostrarse la lesión, suele manifestarse en esta posición. Algunas masas situadas en el rectosigmoides, el sigmoides o la pelvis quizá sólo puedan palparse en esta posición.

Inspección
Hay que separar las nalgas. La piel perianal pigmentada y es de textura más gruesa que el piel vecina de las nalgas. Muchas veces forma pliegues irregulares huecos que se irradian hacia afuera, desde el centro del ano hacia la piel vecina. Normalmente estos pliegues desaparecen con facilidad al separar las nalgas; han de estar limpios, sin detritus ni materia fecal.
Se busca la presencia de excoriaciones y lesiones de rascado si hay prurito anal, y la presencia de excrecencias verrugosas y apéndices hemorroidales externos. Obsérvese la zona pilonidal en busca de fistulas, hoyuelo o signos de inflamación aguda o crónica. Se indica al paciente que haga esfuerzos y con ligera tracción de la piel perianal puede demostrarse el prolapso del recto o la presencia de hemorroides internas o pólipos.

Palpación

Hay que palpar la zona pilonidal y las fosas isquiorrectales buscando induración o edema antes de examinar el conducto anal. Debe sospecharse la presencia de una fisura muy dolorosa si despierta mucha molestia una presión cuidadosa ejercida contra el borde posterior del conducto anal sin introducir el dedo en él.
Al introducir el dedo bien lubricado en el conducto anal, lo primero que se percibe es la resistencia normal de la porción superficial del esfínter externo. Este se relajará por presión cuidadosa ejercida con la superficie palmar del dedo. La relajación se facilita pidiendo al paciente que haga un poco de esfuerzo. Si el esfínter no se relaja y la presión produce dolor intenso, indica la presencia de una estenosis dolorosa o de una inflamación aguda del conducto anal.
Hay que observar el tono de la musculatura. En ausencia de lesiones locales, una debilidad intensa puede ser indicio de trastorno neurológico.

Próstata y Vesículas Seminales.
El examen cuidadoso de la próstata constituye parte esencial de la exploración rectal en el varón. Hay que tener una clara noción de la superficie normal de la glándula para reconocer las posibles anomalías.

En un examen sistemático es necesario:

1. Identificar y palpar el surco medio.
2. Identificar y palpar los surcos laterales.
3. Percibir la superficie de cada lóbulo y buscar irregularidades o nódulos.
4. Comprobar la consistencia normal de la glándula.
5. Percibir las vesículas seminales.
6. Palpar la región de la uretra membranosa.

Trastornos de Próstata y Vesículas Seminales

Prostatitis.

En la prostatitis aguda la glándula está uniformemente aumentada de volumen, caliente y dolorosísima. En la prostatitis crónica es dura e irregularmente nodular. Los surcos laterales se conservan bien. La glándula tiende a ser pastosa y ligeramente dolorosa.


Hipertrofia Benigna de la Próstata.
Uno de los primeros signos de hipertrofia benigna de la glándula prostática es la desaparición del surco medio. La hipertrofia tiende a ser simétrica; la glándula es dura y elástica.

Carcinoma Prostático.
Signo precoz del mismo es la desaparición de los surcos laterales. Debe hacer sospechar carcinoma la presencia de cualquier nódulo aislado de gran dureza.

Cálculos Prostáticos.
Ocasionalmente se pueden percibir cálculos prostáticos inmediatamente por debajo de la superficie de la glándula en forma de nódulos pequeñas, duros, como cuentas de rosario.

Lesiones Anorrectales

Las que mencionamos en seguida son fáciles de descubrir por examen físico:

Apéndices Hemorroidales Externos.
Se trata del resultado ultimo de trombosis ocurridas en hemorroides externas. Aparecen como grandes pliegues fibróticos de la piel. Generalmente no producen síntomas, pero pueden acompañarse de prurito anal.

Prurito Anal.
Los pliegues radiados normales de la piel están edematosos, hinchados y alargados. La piel presenta excoriaciones y fisuras entre los pliegues; las excoriaciones suelen ser irregulares y provienen del rascado.

Hemorroides Externas Trombosadas.
Una hemorroide externa trombosadas forma un tumor muy doloroso, netamente circunscrito, de tono azulado, situado inmediatamente a la entrada del conducto anal.

Hemorroides Internas.
Las hemorroides internas que no se prolapsan pueden resultar difíciles de descubrir si no es por examen anoscópico. En ocasiones pueden percibirse como pliegues blandos que se dirigen hacia arriba desde el conducto anal penetrando en el recto.

Fisura Anal.
Suele  hallarse en la parte posterior del ano, y el dolor intensísimo hace casi imposible la exploración rectal.


Fístula Anal.
La abertura externa de una fístula anal no puede distinguirse de otros trayectos fistulosos o pequeños abscesos subcutáneos de esta localización.



Papila Hipertrofiada.
Puede palparse como estructura polipoide duro situada en el extremo superior del conducto anal. Las papilas hipertrofiadas muchas veces se describen erróneamente como “hemorroides internas trombosadas” o como “pólipos”.

Prolapso del Recto.
El prolapso sólo puede producirse cuando el paciente hace fuerza sentado, como al evacuar.

Absceso Perirrectal.
Resulta evidente en forma de hinchazón dolorosa junto al conducto anal.

Estenosis Anal.
En este caso no puede introducirse el dedo en el recto a causa de las bridas fibrosas densas que estrechan el conducto. La estenosis anal debe distinguirse de la fibrosis de la porción subcutánea del esfínter externo.

Estenosis Rectal.
Las estenosis inflamatorias del recto la ampolla suele estar disminuida de volumen.

Pólipos Rectales.
Pueden descubrirse por palpación si están al alcance del dedo que efectúa el tacto. El pólipo corriente se percibe como un nódulo blando y pedunculado unido a la pared del recto.

Carcinoma del recto.
Suele reconocerse como una lesión irregular y dura originada en la pared rectal, con una zona central ulcerada. A veces el cáncer puede palparse solamente como una lesión polipoide muy voluminosa sin núcleo central ulcerado.

viernes, 23 de marzo de 2012

Abdomen


El examen abdominal varía según las molestias que sufre el paciente y el proceso patológico que se investiga.

El objetivo principal de este examen es comprobar que no hay tumor abdominal y que las vísceras no están aumentadas de volumen o en posición anormal.
Lo fundamental para el examen es que el paciente esté relajado y sin molestias. Cabeza y rodillas deben estar apoyadas en ligera flexión; las manos deben hallarse a los lados. Para lograr una perfecta relajación tiene importancia proteger adecuadamente las partes desnudas, especialmente en la mujer.

Inspección

Se observa el contorno general del abdomen, la presencia o ausencia de venas distendidas y los movimientos respiratorios. El ombligo normal está ligeramente retraído e invertido. La eversión umbilical puede ser signo de distensión o líquido intraabdominal. Tiene importancia la presencia, el carácter y la posición de cicatrices abdominales. Las hernias ventrales o la diástasis de los músculos rectos pueden manifestarse indicando al paciente que levante la cabeza o haga esfuerzo en forma que aumente la tensión intraabdominal.



Auscultación


Esta debe realizarse antes de la palpación y en esta buscamos los ruidos peristalticos normales y se debe de realizar la auscultación con una duración de un minuto en cada parte.






Palpación

Es lo fundamental del examen abdominal corriente. Son esenciales una buena relajación y la cooperación del interesado. En primer lugar, se percibirá el tono del músculo recto mediante ligera presión de la mano apoyada de plano contra el abdomen.


 Luego se procederá a palpar cuidadosamente los cuatro cuadrantes del abdomen, con la superficie flexora de la palma y los dedos en contacto con el abdomen, y el antebrazo y la mano paralelos al mismo. Si los músculos abdominales presentan resistencia y se sospecha espasmo involuntario, hay que comprimir con cuidado la palma de la mano contra el músculo recto mientras se indica al paciente que respire profundamente con la boca abierta. El espasmo y la rigidez voluntarios desaparecerán durante la espiración.


Estructuras del Abdomen


Hígado

El hígado no puede palparse, pero en personas delgadas puede percibirse a nivel del borde costal. Un hígado palpable no es necesariamente patológico. La palpación se efectúa como sigue: los dedos del examinador se colocan planos sobre la pared abdominal inmediatamente por debajo del borde costal y se deprimen con los dedos de la otra mano. Se indica al paciente que respire profundo y los dedos que palpan se comprimen con cuidado hacia adentro y arriba para que palpen el hígado cuando desciende con la respiración. La maniobra se repite variada veces; si no se percibe el borde, el hígado probablemente no está aumentado de volumen. La palpación por fuera del músculo recto permitirá identificar un borde de hígado que de otra manera quedaría enmascarado por el espasmo voluntario de dicho músculo.


La percusión debe iniciarse en la línea axilar anterior a nivel aproximadamente del cuarto espacio intercostal, siguiéndola hacia abajo hasta que la nota resonante del pulmón quede substituida por la macicez hepática. Luego se sigue dicha macicez hasta que quede substituida por el timpanismo de los gases intestinales. La zona de macicez hepática se extiende desde el quinto espacio intercostal hasta el borde costal.


Vesícula Biliar

La vesícula biliar normal no puede palparse. Una vesícula biliar distendida puede percibirse inmediatamente por debajo del borde inferior del hígado, aproximadamente a nivel del borde externo del músculo recto del abdomen.




Bazo

Normalmente el bazo no es palpable. Se busca colocando la mano izquierda por detrás en el flanco, debajo del borde costal en la línea axilar media. Se indica al paciente que respire profundo y se insinúan con cuidado los dedos en el cuadrante superior izquierdo del abdomen.







Esta maniobra debe repetirse dos o tres veces. Si no hay percepción, el bazo probablemente no está muy aumentado de volumen. Si hay razones para sospechar una ligera hipertrofia esplénica, hay que repetir la palpación con el paciente vuelto sobre el lado derecho. Estando el paciente acostado, se ponen el brazo y puño izquierdos debajo de él; entonces gira hacia adelante y extiende el raquis facilitando la palpación del bazo.

La percusión puede ser útil. Normalmente la macicez esplénica se extiende en la línea axilar media desde la novena a la undécima costillas; esta zona muchas veces está enmascarada por el gas contenido en estómago o intestino de manera que la percusión no suele merecer confianza a menos que el bazo esté netamente hipertrofiado. Una zona matidez que se extiende por encima de la novena costilla y por debajo de la undécima en la línea axilar media izquierda es signo de hipertrofia esplénica.

Riñones

El riñón izquierdo se palpa con la mano derecha, mientras la mano izquierda comprime el flanco desde atrás, desplazándolo hacia arriba. La maniobra es similar a la de la palpación esplénica, pero la mano izquierda se coloca algo más hacia abajo y la mano derecha algo más hacia la línea media. Esta maniobra se repite en el lado derecho; pero aquí se coloca detrás la mano izquierda y la palpa es la derecha. El polo inferior del riñón derecho muchas veces es palpable como masa lisa redondeada que con la respiración se desplaza hacia abajo. El riñón izquierdo no se palpa a menos que esté aumentado de volumen o en posición anormalmente baja.

Vejiga Urinaria

Si la vejiga urinaria está llena, puede palparse inmediatamente por encima de la sínfisis pubiana como una masa sensible, lisa, de forma ovoide. La presión ejercida sobre la misma despertará ganas de orinar. La palpación permitirá delimitar la forma ovoide de la vejiga distendida, sin dejar duda acerca de Su naturaleza.

Colon

El colon ascendente, el ciego, el colon descendente y el sigmoides muchas veces pueden palparse. El ciego y el colon derecho se perciben en el cuadrante inferior derecho como una masa redondeada, blanda, ligeramente sensible. En el curso de la palpación el paciente puede experimentar pequeños espasmos; quizá se perciba peristaltismo audible y la masa palpable desaparezca. El sigmoides muchas veces se percibe como estructura tubular, de cierta firmeza, estrecha, que se extiende hacia abajo a lo largo del cuadrante inferior hacia el pelvis.

Valoración de una masa abdominal

El examinador ha de tener la seguridad de que lo que parece una masa abdominal no es una estructura normal. En este punto caben muchos errores. La vejiga distendida, el útero grávido, el borde resistente del músculo recto del abdomen, el promontorio del sacro y la aorta tortuosa y dilatada de una hipertenso, todas estas estructuras han sido consideradas erróneamente como tumores abdominales de etiología diversa. Quizá sea necesario el sondeo para excluir una vejiga distendida. Hay que pensar en el embarazo siempre que haya un tumor en la parte media del abdomen femenino, aunque los síntomas puedan ser extraordinariamente vagos. En pacientes delgados puede palparse el promontorio del sacro y considerarse erróneamente un tumor de la línea abdominal media, sobre todo por cuanto es sensible a la palpación. Una masa de localización imprecisa carece de significado a menos que haya motivos para sospechar lesión noeplásica de los ganglios aórticos.

La contracción voluntaria del músculo recto, sobre todo en pacientes obesos, suele producir un tumor epigástrico manifiesto.

Hígado aumentado de volumen

La inspección puede revelar el contorno de un hígado hipertrofiado que se extiende por abdomen superior derecho y epigastrio. Un hígado hipertrofiado es fácil de descubrir por palpación cuando el paciente está bien relajado y no hay distensión abdominal. El dato diagnóstico característico es el borde netamente palpable. Puede ser romo en caso de cirrosis, o irregular y nodular si la hipertrofia depende de carcinoma. En personas delgadas a veces el borde nodular de dureza pétrea de un cáncer metastático se puede delinear con tanta precisión que no queda duda alguna acerca del diagnóstico. El aumento de volumen del hígado por debajo del reborde costal puede confirmarse por percusión y dibujándolo con lápiz dermográfico. Es costumbre estimar la distancia entre el borde del hígado y el borde costal en la línea mamaria como índice aproximado del grado de hipertrofia hipática.

Si el hígado está aumentado de volumen, hay que buscar indicios de ictericia en la conjuntiva. Se examinará cuidadosamente la piel en busca de excoriaciones características del rascado por prurito, de ictericia y de angiomas en araña. Estos angiomas se observan en la pared torácica anterior en forma de finas estructuras vasculares de color rojo vivo que se ramifican irradiando desde el punto central. Las manos pueden tener el enrojecimiento característico en las eminencias tenar e hipotenar, o puede haber venas abdominales dilatadas.

Vesícula biliar aumentada de volumen

La vesícula biliar aumentada de volumen se palpa como tumor redondeado liso en el cuadrante superior derecho. Suele hallarse inmediatamente por fuera del borde externo del músculo recto, pero son muchas las variaciones al respecto. Puede estar más lejos, en el flanco, o más cerca, en el epigastrio. Su borde inferior es neto, liso y redondeado; el superior no puede definirse, ya que se desvanece debajo del borde costal o uniéndose con el del hígado.

Una vesícula biliar aumentada de volumen y muy sensible a la palpación es característica de colecistitis aguda.

En presencia de obstrucción por cálculo biliar, la vesícula suele estar por haber sufrido colecistitis recurrentes, y no se halla en condiciones de dilatarse. Este dato es muy útil, pero no son raras las excepciones.

Bazo aumentado de volumen

El único signo neto de bazo ligera o moderadamente aumentado de volumen puede ser un impulso percibido por las puntas de los dedos que palpan cuando el paciente inspira. La percusión puede confirmar la presencia de cierta hipertrofia esplénica. En caso de aumento considerable de volumen del órgano, se percibe fácilmente extendido a lo largo del cuadrante superior izquierdo. En el borde puede descubrirse una muesca neta. Esta denominada "muesca esplénica" es signo diagnóstico importante, pero en muchos casos imposible de identificar.

Si se sospecha esplenomegalia, hay que buscar los signos físicos de "hiperesplenismo". Investíguense conjuntivas, mucosas y piel en busca de palidez, púrpura o ictericia.

Riñón aumentado de volumen

El polo inferior del riñón derecho muchas veces resulta palpable. El riñón izquierdo, cuando es palpable, está aumentado de volumen o desplazado hacia bajo. Un riñón aumentado de volumen se identifica por su posición posterior; la mano que palpa debe llegar a la profundidad del abdomen antes de percibir su borde redondeado. El órgano desciende bien con la respiración y luego se desliza entre las manos que palpan cuando el paciente espira. A veces puede percibirse la forma de habichuela que tiene un riñón aumentado de volumen. Si la mano situado en el flanco se eleva, el impulso es transmitido al riñón y puede percibirlo fácilmente la mano abdominal. Este signo es particularmente útil para distinguir entre un riñón hidronefrótico aumentado de volumen y sensible, y una vesícula biliar sensible y dilatada.
El aumento de volumen de ambos riñón hará sospechar enfermedad poliquística congénita. Un aumento renal netamente anterior suele depender de enfermedad neoplásica. El órgano parece conservar su situación posterior incluso en caso de gran aumento de volumen por hidronefrosis. En contraste con una lesión esplénica o hepática, suele haber timpanismo por encima de la masa renal, gracias a la presencia del colon.

Diferencia entre el bazo y el riñón izquierdo

Puede haber confusión entre una hipertrofia intensa del bazo y un riñón netamente aumentado de volumen. En general, el bazo es órgano anterior, el riñón es posterior. El borde libre del bazo es más agudo que el del riñón, y siempre se halla en dirección más hacia abajo. Palpando cuidadosamente el flanco puede percibirse una falta de sustancia entre el borde posterior del bazo y el grupo de músculos erectores de la columna vertebral; esto resulta imposible en caso de aumento de volumen del riñón.

Abdomen Agudo

En caso de "abdomen agudo", el diagnóstico preciso requiere valorar cuidadosamente todas las probabilidades.

Inspección

Observese la posición que adopta el paciente. En caso de cólicos intensos, no podrá quedarse acostado y tranquilo; sí hay infección peritoneal estará inmóvil con sus rodillas flexionadas a pesar el intenso dolor. Obsérvese el expresión de su cara y la frecuencia respiratoria. Vigilese en particular la separación de los músculos rectos, la ausencia de los movimientos respiratorios normales y el peristaltismo visible.

Auscultación

El examinador debe conocer bien los sonidos peristálticos normales. Cuando se sospecha abdomen agudo, el peristaltismo puede estar aumentado, disminuido o ausente. Se admite que no hay peristaltismo cuando no pueden percibirse ruidos peritoneales auscultando durante varios minutos. La ausencia de peristaltismo significa que hay íleo paralítico por irritación peritoneal difusa. El peristaltismo aumentado suele manifestarse en tres formas:

1.    El Borborigmo intenso y casi constante que varía de intensidad para sin caracteres definidos se observa en la gastroenteritis aguda o en los trastornos digestivos por transgresiones dietéticas. Este tipo de peristaltismo no tiene ritmo definido y presenta variaciones sin relación alguna con las molestias intestinales del paciente.
2.    Menos comunes, pero mucho más importantes, son los ruidos producidos por las contracciones rítmicas de los intestinos en la obstrucción mecánica aguda. En este el vientre está silencioso entre los períodos de cólico, cuando se perciben borborigmos de intensidad creciente; llegan hasta un máximo para disminuir luego gradualmente hasta que sólo perciben unos pocos retintines ligeros. El paciente percibe los espasmos dolorosos que aumentan y cesen con la actividad peristáltica. Una vez oído, el crescendo peristáltico rítmico de la obstrucción mecánica aguda no puede confundirse.
3.    En la obstrucción parcial crónica del intestino delgado bajo y en las fases de recuperación de una inflamación peritoneal difusa se perciben gorgoteos sonoros y ruidos de retintin cuando pasa asas dilatadas y llenas de líquido sufren contracciones periódicas. Este tipo de peristaltismo no tiene carácter rítmico; a veces se acompaña de contracciones abdominales.

Palpación

Se comienza por indicar al paciente que tosa. En caso de inflamación peritoneal aguda esto suele despertar un brusco dolor abdominal agudo localizado en la zona afectada. Es extraordinariamente importante investigar este "dolor por la tos" y hacer que el paciente indique con un dedo el punto exacto donde le duele. Esto localiza la zona de inflamación antes que el examinador llegue a tocar el abdomen. Por lo tanto, podrá dejar la palpación de esta zona para cuando esté completado el examen del resto del abdomen.

Descubrimiento de un espasmo y distinción entre espasmo voluntario e involuntario. Es esencial no causar molestia al paciente. Las manos del examinador han de estar calientes.

La rigidez total de ambos rectos indica irritación peritoneal difusa. El espasmo segmentario de un recto se encuentra al comienzo de la peritonitis. Sin embargo, como no hay compartimientos que limiten el desplazamiento del líquido peritoneal hacia un lado del abdomen, la rigidez amplia que afecta a un músculo recto en toda su longitud, con flaccidez completa del otro, no puede depender de peritonitis o irritación peritoneal. La rigidez unilateral amplia es de origen reflejo y se observa acompañado al dolor renal agudo.

La palpación simultánea d ambos músculos rectos tiene valor para determinar el grado y carácter del espasmo abdominal.

Limitación de la zona de hipersensibilidad. La hipersensibilidad causada por trastornos como la apendicitis aguda o la colecistitis aguda se halla localizada estrictamente a la zona inmediata al órgano interesado, a menos que haya peritonitis que se esté extendiendo. Esta observación sólo puede lograrse efectuando palpación cuidadosa y delicada con un solo dedo. La palpación con toda la mano puede dar una falsa impresión de zona de hipersensibilidad, ya que no permite la localización precisa. Para localizar la hipersensibilidad también puede utilizarse la percusión ligera del abdomen.

Descubrimiento de una masa. Una vez el examinador ha localizado exactamente la topografía de la zona dolorosa sin causar dolor. Ha determinado, asimismo, de presencia e intensidad del espasmo muscular. Después intenta palpar el abdomen más profundamente; la rigidez verdadera de la musculatura lo hará imposible. Puede ser extraordinariamente difícil identificar órganos o masas, incluso en ausencia de rigidez, si hay hipersensibilidad exquisita. Sin embargo, por palpación muy delicada sin causar tanto dolor que produzca espasmo voluntario, el clínico experimentado puede delinear perfectamente los bordes de masas dolorosas, como una vesícula biliar a tensión o un absceso apendicular.

Siempre será bueno palpar el vientre agudo por segunda vez después que el paciente ha recibido morfina, y de nuevo en la mesa de operaciones después de la inducción anestética. Observando esta regla muchas veces se descubrirán masas que habían pasado inadvertidas. También permite valorar de manera más precisa la índole de las masas ya descubiertas.

Percusión del abdomen

La percusión delicada es útil para localizar una zona de hipersensibilidad. A veces también revela una zona inesperada de macicez coincidiendo con hipersensibilidad; esto hará sospechar una masa hasta entonces inadvertida que desplaza los intestinos. Los signos de desplazamiento de la macicez dentro del abdomen pueden establecer el diagnóstico de hemorragia intraabdominal y otros.

Pruebas Especiales

Existen cierto número de pruebas especiales que en casos determinados pueden ser muy útiles para aclarar el diagnostico.

Dolor de Rebote. Este signo se descubre ejerciendo presión intensa sobre el vientre en un lado lejos de la zona donde se sospecha un proceso inflamatorio agudo, y luego suprimiendo bruscamente tal presión. Cuando la pared abdominal regresa rápidamente a su posición normal, el paciente percibe un dolor agudo en la zona donde se ejerció la presión o bien a nivel del proceso inflamatorio. El dolor de rebote referido al lado opuesto, que es el de la lesión, constituye un dato confirmatorio de irritación peritoneal aguda localizada a la zona dolorosa. Tiene igual significado que el dolor al toser y merece mayor confianza, ya que se observa en oasos en que la tos no provoca molestias.

El dolor de rebote referido al punto donde se ejerció la presión en una zona cualquiera del abdomen indica irritación peritoneal difusa. En caso de peritonitis difusa no procede utilizar esta maniobra, que resulta muy dolorosa para el paciente. En caso dudosos, sobre todo en pacientes obesos fuertemente musculados y que tienen epiplón grueso, este signo tiene gran valor para determinar la extensión de un proceso inflamatorio.

Prueba del psoas iliaco. El paciente intenta flexionar Su muslo contra una ligera presión ejercida por la mano del examinador. Se produce dolor sí hay un proceso inflamatorio en contacto con el músculo psoas. Pueden descubrirse grados ligeros de irritación haciendo que el paciente descanse sobre el lado opuesto y extiende por completo el muslo del lado afectado.

Prueba del Obturador. Se flexiona el muslo en ángulo recto y luego se gira hacia afuera y adentro. Puede despertarse dolor hipogástrico sí hay una masa inflamatoria en contacto con el músculo obturador interno. El signo puede ser positivo en caso de apendicitis pelviana o de acumulación de líquido o sangre en la pelvis.

Percusión de la pared torácica anterior baja con el puño. Puede obtenerse resultado positivo en diversos procesos, incluyendo la hepatitis aguda. El signo es positivo en presencia de colecistitis aguda. Es dato accesorio útil; sí es negativo, el examinador deberá tener cautela antes de establecer el diagnóstico de inflamación abdominal aguda alta.

Signo del dolor contralateral. A veces puede ser difícil distinguir entre un proceso torácico que causa dolor y rigidez abdominales y un proceso inflamatorio en un cuadrante alto del abdomen. La presión en un cuadrante alto del abdomen ejercida profundamente y en dirección al lado afectado muchas veces produce dolor si la enfermedad es intraabdominal; no lo causa si el proceso se halla por encima del diafragma.

Paro inspiratorio (Murphy). Es signo excelente de colecistitis aguda. Se dice al paciente que inspire profundamente y al mismo tiempo se ejerce presión intensa contra la pared abdominal en la región de la vesícula biliar. Como el hígado desciende, la vesícula es llevada en contacto de los dedos del examinador. El paciente experimenta un dolor agudo y la inspiración se interrumpe bruscamente.

Color azulado del ombligo (Cullen). Puede observarse tinte azulado de la piel del ombligo en caso de hemoperitoneo extenso. El fenómeno fue descrito originalmente como signo de embarazo ectópico roto. Puede observarse en cualquier proceso que cause salida de un volumen considerable de sangre a la cavidad abdominal. Su ausencia no excluye la hemorragia intraperitoneal.

Apendicitis Agudo

Inflamación aguda del apéndice cecal, que produce abdomen agudo en la fosa iliaca derecha.

Las manifestaciones de esta enfermedad son innumerables. Puede simular casi todos los demás procesos abdominales agudos. Las diferencias de localización del apéndice, y de extensión e intensidad del progreso del proceso inflamatorio, explican la gran variedad de síndrome clínicos.

Inspección

En las primeras fases el paciente quizá no parezca muy enfermo. Se queja de dolor persistente, que suele aumentar con el movimiento. Prefiere estar acostado y quieto. Al levantarse o andar quizá se sostenga el lado derecho. Por inspección del abdomen no se descubrirá anomalía alguna.

Auscultación

El peristaltismo puede estar disminuido, pero suele ser normal.

Palpación

El dolor producido por la tos se referirá al cuadrante inferior derecho. Palpando el abdomen con un dedo se comprobará dolor bien localizado en el cuadrante inferior derecho en la zona del punto de McBurney. Generalmente corresponde al punto donde el paciente percibe el "dolor por la tos". Puede haber espasmo voluntario del músculo recto derecho, pero no espasmo verdadero. La rigidez indica inflamación peritoneal y no es signo de apendicitis que comienza.

Los exámenes rectal y pelviano en las primeras etapas serán negativos. El único dato físico neto en la apendicitis que comienza es el dolor localizado. Este dato es tan seguro que el.dolor generalizado o difuso puede considerarse signo seguro en contra del diagnóstico de apendicitis no complicada.

Colecistitis Aguda

Inflamación de la vesícula biliar.

Inspección

La frecuencia respiratoria suele estar aumentada, a veces tanto que puede sospecharse neumonía. Esta taquipnea puede atribuirse en parte a que la vesícula aumentada de volumen y con inflamación aguda al respirar entra en contacto con la pared anterior y aumenta el dolor. La respiración superficial y rápida Lo evita y brinda al paciente alivio considerable.

La ligera distensión del abdomen alto suele ser signo precoz y no depende de peritonitis. Esta distención es atribuible al aire que ha deglutido el paciente considerando erróneamente que tiene "gas en su estómago". Esta reacción es muy común en caso de colecistitis aguda.

Auscultación

Prácticamente siempre hay peristaltismo; puede ser muy activo. El abdomen silencioso suele ser signo tardío e indica perforación de la vesícula. Si se observa en etapa precoz, hay que sospechar úlcera duodenal perforada más que colecistitis aguda.

Los signos de percusión con el puño y de paro inspiratorio suelen ser positivos. Ambos pueden ser positivos en presencia de hígado doloroso por insuficiencia cardíaca o hepatitis aguda. Indican que hay un proceso inflamatorio agudo en el abdomen agudo; debe ponerse en duda el diagnóstico de colecistitis aguda si son negativos.

Palpación

En las primeras etapas de la enfermedad, la palpación con un dedo localizará el dolor a nivel de la vesícula biliar. No hay rigidez, pero en muchos casos el espasmo voluntario es tan intenso que hay que tener cuidado para excluir el espasmo muscular verdadero. Una palpación cuidadosa, con precaución, generalmente permite descubrir la masa muy dolorosa, tensa, piriforme, formada por la vesícula aumentada de volumen. La identificación de la vesícula dolorosa por palpación constituye el dato diagnóstico más seguro de colecistitis aguda.

Úlcera gástrica o duodenal perforada


Los signos físicos varían según la etapa de la enfermedad. El colapso puede dominar el cuadro si el paciente se examina poco después de iniciado el proceso. El paciente tiene color ceniza, sufre mareo, transpira y se queja de dolor epigástrico o retrosternal intenso. Es común la hipotensión, pero la frecuencia del pulso generalmente no es mayor de 100. Por examen físico los datos más manifiestos son la retracción del epigastrio, la rigidez de manera de la musculatura abdominal, el dolor generalizado, el dolor por tacto rectal y la ausencia de peristaltismo.

El estado del paciente parece haber mejorado si se observa algo más tarde o si el dolor se alivió con medicación. Se recupera el color, para estado sincopal y la presión sanguínea se normaliza. La frecuencia del pulso puede no estar muy aumentada, pero generalmente el pulso rebota, es lleno y más rápido que al comienzo del proceso cuando el paciente parecía hallarse en colapso. Un pulso filiforme y muy rápido no es característico de peritonitis que comienza; es signo tardío de la misma.

Hay que insistir en cierto puntos como signos de perforación anterior libre de una úlcera gástrica o duodenal. La rigidez es de madera. La retracción del epigastrio por contracción de los rectos abdominales y del diafragma suele observarse en personas delgadas. El abdomen parece tener una faja que lo comprime. Puede estar disminuida o haber desaparecido la macicez hepática. El timpanismo por delante del hígado tiene poco valor, ya que muchas veces depende de gas que existe en asas de intestino delgado.

Pancreatitis Aguda

Inflamación aguda del páncreas. En las enfermedades pancreáticas los datos abdominales pueden ser mínimos o incluso nulos, dada la posición protegida del páncreas detrás del estómago, colon y epiplón gastrocólico. En la pancreatitis aguda ligera el paciente tiene aspecto muy enfermo, pero el examen de abdomen a veces sólo demuestra tensión dolorosa vagamente localizada en el epigastrio. En la pancreatitis necrosante aguda el paciente puede estar en colapso con irregularidades cardiacas que hagan sospechar oclusión coronaria. Al principio los signos de peritonitis pueden faltar; cuando existen, indican que la enfermedad está muy avanzada. El daño físico más fiel es el dolor profundo a nivel del páncreas y cuadrante superior izquierdo. Es frecuente el edema de los flancos en los casos más avanzados. Suele haber distensión abdominal y peristaltismo disminuido o ausente. Por lo regular, la rigidez abdominal no es signo precoz.

Diverticulitis Aguda

Divertículo: es una dilatación sacular de algún tramo del tubo digestivo. La diverticulitis es una inflamación de estos.

La diverticulitis causa dolor difuso y suele haber signos de peritonitis local, incluso en las primeras etapas de la enfermedad. Es frecuente descubrir una masa palpable en el cuadrante inferior izquierdo o en la pelvis. Más raramente produce obstrucción aguda del color, y estos signos y síntomas pueden o distinguirse de los que se observan en caso de carcinoma cólico. Una masa inflamatoria en el flanco o en la ingle puede ser producida por la perforación de un divertículo. Este puede abrirse directamente en la vejiga urinaria.

Oclusión Vascular Mesentérica

La oclusión de los vasos mesentéricos, venosos o arteriales, se caracteriza por contraste notable entre la gravedad de los síntomas y lo mínimo de los signos abdominales. El síndrome suele consistir en dolor abdominal persistente e intenso acompañado de signos variables de trastorno gastrointestinal, como vómitos, diarrea o alteraciones de la función intestinal. Sin embargo, los signos físicos en el abdomen se arecen bastante a los de la pancreatitis aguda, con la cual suele confundirse la oclusión de los vasos mesentéricos. En las primeras etapas no hay irritación peritoneal; muchas veces la única anomalía es el dolor a la palpación profunda. El peristaltismo puede ser normal o hiperactivo. El espasmo y la distensión son manifestaciones tardías que sólo aparecen después de producirse gangrena del intestino con peritonitis.

El curso de la enfermedad depende de la extensión y localización de la oclusión. Una oclusión del tronco venoso principal hace que el paciente sufra hemorragia masiva en el mesenterio, con choque y colapso rápidos. Las oclusiones de grandes arterias también se acompaña de choque considerable. Sin embargo, con oclusiones arteriales o venosas lo más frecuente es que el paciente sufra dolor abdominal intenso y persistente, rebelde a las medidas generalmente empleadas para aliviarlo, y con muy pocas anomalías perceptibles por examen abdominal. Un aumento progresivo de la frecuencia del pulso y de la leucocitosis guían mejor que los signos abdominales para sospechar la verdad del proceso. Finalmente aparecen los signos de peritonitis.

Rotura de un Aneurisma Abdominal

Un aneurisma es una dilatación circunscrita a las paredes de una estructura vascular, generalmente arterial o miocardica lesionada.

La rotura ocurre hacia el espacio retroperitoneal, pero a menudo hay hemorragia hacia la cavidad peritoneal o rara vez hacia una víscera o a la vena cava. Los signos son los de un trastorno abdominal grave con dolor agudísimo y choque. La irritación peritoneal puede ser mínima. Una masa pulsátil hacia el flanco y abdomen inferior, junto con signos de choque y hemorragia, establecen el diagnóstico. En contraste con el aneurisma disecante, los pulsos, por regla, no están obliterados y sólo desaparecen como manifestación del choque profundo.

El pronóstico, incluso con intervención quirúrgica, es grave, siendo de gran importancia reconocer la lesión antes de la rotura.

Obstrucción simple del intestino delgado

Los signos físicos dependen de la causa y de la localización del proceso. En la obstrucción simple aguda que se inicia en el intestino delgado y que depende de una brida o de una hernia interna, el dato más digno de confianza es el tipo característico de ruido peristáltico. La inspección demostrará que el paciente sufre crisis intermitentes de cólicos, entre las cuales se siente perfectamente bien. A veces puede observarse una onda peristáltica si la pared abdominal es delgada y fláccida. Muy pronto la auscultación revelará el peristaltismo rítmico clásico que va aumentando a medida que el paciente sufre el cólico. Cuando el dolor cede, el peristaltismo también desaparece.

Entre las crisis de dolor, el abdomen está silencioso o sólo se perciben unos pocos ruidos de peristaltismo normal. La palpación puede descubrir dolor a nivel del asa intestinal afectada, signo importante pero no obligado. El asa intestinal afectada puede estar tan bien protegida de la mano que palpa, que al comienzo de la enfermedad resulte imposible despertar dolor neto. En esta etapa inicial una radiografía simple del abdomen suelen demostrar una asa de intestino delgado dilatada.

En todos los pacientes con obstrucción intestinal hay que examinar una y otra vez con cuidado las zonas de posibles hernias.

Obstrucción del Colon

La obstrucción del colon suele depender de carcinoma, diverticulitis, invaginación o vólvulo.

Invaginación

Suele producirse en niños, pero se observa también en adultos, sobre todo en casos de tumor benigno que da lugar a la investigación. Los signos físicos varían hasta cierto grado según la etapa de la enfermedad. El dolor casi siempre es intenso, pero no continuo. Entre las crisis dolorosas el paciente se acuesta y queda inmóvil con las rodillas flexionadas. Suele haber cierta tendencia a síncope y colapso, especialmente si el dolor es muy intenso y agotador. A veces pueden observarse ondas peristálticas.

Un dato físico notable, que suele permitir el diagnóstico seguro, es la presencia de una masa abdominal en forma de salchicha. Se encuentra a cualquier nivel a lo largo del colon, según la fase de la enfermedad. Siempre se percibirá si se han eliminado heces sanguinolentos por el recto; puede resultar difícil de demostrar si se halla debajo de un hipocondrio, a nivel de una flexura cólica. Con frecuencia la palpación cuidadosa del cuadrante inferior derecho del abdomen permite confirmar la sospecha; parecerá vacío por ausencia de ciego y colon ascendente. En etapas más avanzadas la punta de la invaginación puede resultar palpable en el recto. Es clásica la combinación de dolor abdominal cólico, eliminación de sangre por el recto y percepción de una masa en forma de salchicha dentro del abdomen.

Peritonitis

Inflamación del peritoneo producidas por bacterias o sustancias irritantes, que se introducen en la cavidad abdominal por una herida penetrante o por la perforación de un órgano digestivo o reproductor.

La peritonitis difusa aguda se manifiesta por signos tan importantes que procede describirlos como una entidad nosológica.

El paciente se ve grave y ansioso. El observador perspicaz descubrirá palidez facial y un ligero movimiento de las alas de la nariz, incluso en las primeras etapas del proceso. El pulso suele ser frecuente, casi siempre por encima de 100, lleno y saltón. En la peritonitis avanzada se vuelve débil, rápido y filiforme. Sin embargo, se ven excepciones, y no hay que dejarse engañar por un pulso lento. En el paciente de constitución fuerte quizá no esté perturbado el sistema circulatorio por la infección y la pérdida de plasma a la cavidad peritoneal, que produciría choque en una persona asténica y delgada.

El paciente peritonítico está acostado, inmóvil, de preferencia en decúbito lateral, con los muslos ligeramente flexionados para relajar la musculatura abdominal. Cualquier movimiento resulta doloroso. Esta postura es la opuesta de la que se observa en pacientes con cólicos abdominales, quienes no pueden permanecer quietos durante las crisis de dolor.

La observación del abdomen tiene gran importancia. Muy pronto se vuelve escafoideo y retraído, sobre todo nivel del epigastrio. Este aspecto depende del espasmo de los músculos rectos y de la limitación de movimientos del diafragma. El abdomen no presenta los movimientos respiratorios normales; parece lleno, con ligera prominencia del ombligo a medida que aparece la distensión; cuando es intensa es rara y debe considerarse signo muy tardío o demostración de una intestinal asociado.

Palpación

El grado de rigidez muscular varía. Si la pared anterior de la cavidad peritoneal está incluida en un proceso inflamatorio generalizado, la rigidez será de madera, sin ceder para nada a la presión intensa. Esto ocurre incluso cuando el paciente respira profundamente con la boca abierta. También puede observarse en la apendicitis obstructiva con gangrena y perforación precores. La rigidez no es signo precoz ni notable en la peritonitis que acompaña a la pancreatitis aguda, aguda, ya que el proceso inflamatorio se origina en zonas profundas del abdomen, y el epiplón puede proteger la pared abdominal anterior del líquido peritoneal extravasado. En personas avanzada o debilitadas, incluso en presencia de una perforación libre, puede ocurrir con alguna frecuencia que no haya rigidez muscular intensa, simplemente a causa del poco tono muscular.

El dolor en todo el abdomen, con dolor de rebote referido al punto donde se ejerce la presión, es característico de la peritonitis difusa o generalizada. El dolor por la tos no está netamente localizado, sino que tiende a referirse de manera imprecisa al centro del vientre; investigar este signo puede causar gran molestia. Después de administrar un sedente, y nuevamente después del periodo de inducción anestésica, hay que repetir la palpación del abdomen, con diagnóstico o sin él.

Percusión

Siempre será cuidadosa y delicada, pues quizá permita limitar una masa imposible de palpar a consecuencia del dolor y el espasmo. La percusión de la zona de macicez hepática puede indicar la presencia de aire libre en la cavidad peritoneal.

Auscultación

El abdomen se vuelve rápidamente silencioso.

Abdomen Operado

El examen del abdomen operado se compara en varios aspectos con el examen del vientre agudo. El descubrimiento de complicaciones y el cuidado del paciente dependen de una buena interpretación del dolor, la tensión, el espasmo, el peristaltismo, la distensión y los cambios de temperatura, pulso y respiración. También hay algunas complicaciones más o menos peculiares de traumatismos quirúrgicos, como retención urinaria, distensión posoperatoria, hemorragia y dilatación gástrica aguda.

Signos de peligro después de una intervención abdominal de cirugía mayor

Los signos de peligro en este caso son dolor persistente, pulso rápida, respiraciones frecuentes y disnea en ausencia de complicación pulmonar, distensión precoz y abdomen silencioso por auscultación. La presencia de cualquiera de estos signos requiere apreciación cuidadosa de la situación.

Hay un hecho que debe tenerse muy presente: el empleo liberal de antibióticos hace excepcionalmente difícil valorar el estado posoperatorio del abdomen.

Retención de orina

Es parte esencial del tratamiento posoperatorio determinar si el paciente ha orinado o no después de la intervención. Si no ha orinado en plazo de seis a ocho horas hay que buscar los signos físicos de distensión vesical. Con frecuencia el diagnóstico se establece fácilmente porque el paciente tiene deseo doloroso de orinar pero no puede lograrlo. La palpación y la percusión de la parte baja del abdomen descubrirán una masa dolorosa ovalada y la vejiga excesivamente distendida. Sin embrago, el cuadro no siempre es tan neto. Con cierta frecuencia la vejiga se distiende tan lentamente que el paciente sufre poca o ninguna molestia, y el único signo de retención urinaria es el gran volumen vesical. En pacientes obsesos quizá resulte difícil descubrir los signos de la vejiga distendida. Una presión ligera efectuada inmediatamente por encima de la sínfisis pubiana suele aumentar el dolor y hacer evidente so carácter, pero quizá resulte necesario emplear la sonda para comprobar o excluir la presencia de un vejiga distendida.

Distensión Posoperatoria

Muchas operaciones abdominales van seguidas de un tipo particular de íleo funcional. Se caracteriza por distensión abdominal y dolores en calambre que el paciente considera “producidos por gas”. Aparecen después de 36 horas, o más de la operación, y en la mayor parte de casos ceden rápidamente tan pronto como el paciente empieza a eliminar gasas por el recto.

Dilatación Gástrica Aguda

La dilatación aguda del estómago puede ser complicación de la distención posoperatorio o de la peritonitis. En sus formas más ligeras puede ser consecuencia de una deglución excesiva de aire y de tomar líquidos antes que se haya restablecido la actividad normal del intestino. A veces alcanza proporciones extremas, al punto de dificultar la respiración. El hipo es síntoma frecuente. El paciente puede vomitar, pero generalmente regurgita una y otra vez pequeñas cantidades de líquido pardo obscuro.

La dilatación gástrica aguda puede ser signo de peritonitis, en cuyo caso hay otros signos de peritonitis e íleo paralítico.

Peritonitis

Después de intervención abdominal una peritonitis progresiva raramente se produce por simple contaminación de la cavidad peritoneal. La ocasionan la necrosis del intestino, la fuga a nivel de una anastomosis, el rezumamiento de bilis o la pancreatitis aguda.

Absceso Residual

Los absceso intraperitoneales son consecuencia de infecciones del peritoneo, localizadas o difusas. Muchas veces la peritonitis ha sido manifiesta, como en caso de apendicitis aguda o de úlcera duodenal perforadas. En otras ocasiones, sobre todo después de una operación aséptica en el abdomen, una peritonitis localizada puede pasar inadvertida, y el desarrollo de un absceso residual constituye la primera indicación de que las cosas no van bien.

Los abscesos pueden producirse en cualquier lugar de la cavidad peritoneal. La localizaciones más frecuentes son pelvianas y a nivel del campo operatorio inmediato, pero pueden desarollarse absceso entre asas de intestino delgado, en los canales peritoneales, a lo largo del trayecto del colon o en los espacios subdiafragmático.

Signos de un Absceso Residual

Curva febril en escalera, un poco más elevada cada día, sin volver nunca a la normal.
Masa ligeramente dolorosa e indurada en el fondo de saco de Douglas.
Diarrea irritativa.
Anorexia
Dificultad para ganar peso y fuerza.
 Dolor abdominal vago.
Elevación moderada de la frecuencia del pulso.

Hemorragia

La hemorragia intraperitoneal posoperatorio ha pasado a ser complicación extraordinariamente rara; tan rara, de hecho, que el cirujano apenas puede pensar en ella. Se trata de una complicación precoz, que suele desarrollarse durante las primeras 24 horas posoperatorias. Casi nunca se observa hemorragia retrasada después de una operación abdominal de elección, aunque puede ser complicación de heridas abdominales. Los signos físicos son los de pérdida aguda de sangre. La palidez, el sudor, la ansiedad y la sed de aire pueden hacer sospechar el diagnóstico mejor la frecuencia del pulso o el valor de la presión arterial.